Para responder a preguntas de este estilo —y a muchas otras parecidas— vamos a contaros lo que solemos hacer nosotros a la hora de reservar un hotel.
Os animamos a que comparéis precios en un buscador de hoteles con la máxima antelación posible, una vez tengáis claras las fechas del viaje. Nosotros utilizamos habitualmente Booking, que es un buscador muy fácil y sencillo de usar.
Por nuestra experiencia, hemos encontrado los mejores precios cuando reservamos con unos 6 meses de antelación. Ya no es tan común encontrar las famosas “ofertas de última hora”. Hoy en día, muchos hoteles prefieren mantener sus tarifas, pensando que si el cliente quiere alojarse, pagará lo que piden.
Más adelante hablaremos sobre si merece la pena alojarse en Manhattan o en zonas algo más alejadas, como Brooklyn, Queens o Jersey City. Analizaremos los pros y los contras de cada opción.
Los hoteles del centro de Nueva York suelen ser caros, y si solo vais al hotel a dormir porque pasáis todo el día explorando la ciudad, alojaros fuera del centro puede suponer un ahorro de más de 1.000 €.
En todos los casos, hay que tener unas condiciones mínimas en cuenta antes de reservar. Ya sabéis que el rango de estrellas de los hoteles en España no tiene mucho que ver con el de Estados Unidos. Lo primero es asegurarse de que el baño sea privado, ya que en algunos alojamientos más antiguos o económicos puede no serlo.
Además, la mayoría de los hoteles estadounidenses cuentan con dos camas de matrimonio, lo que permite alojar hasta cuatro personas en la misma habitación. Esto es algo muy útil, ya que se paga por habitación y no por persona, lo que puede suponer un ahorro importante si viajáis en grupo o en familia.
A la hora de reservar hoteles en Estados Unidos, debéis saber que todos aplican tasas turísticas adicionales al precio base de la habitación. En Nueva York, por ejemplo, estas tasas varían según la categoría del hotel y se suman al precio final al hacer el check-in. También os cobrarán una pequeña fianza, que os devolverán al marcharos si no habéis causado ningún daño.
Y muy importante: en Estados Unidos los impuestos nunca están incluidos en el precio que veis al principio, ni en los hoteles, ni en los restaurantes, ni en las tiendas. Así que siempre conviene tenerlo presente para evitar sorpresas.